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© FEGLININ ISSN 2594-2298
| Año 8, No 30, julio - septiembre 2024 |
los científicos consideraban esto como una antigua superstición y no le prestaban la menor
importancia. Actualmente, existen publicaciones científicas que evidencian la influencia del
ciclo lunar en la producción de distintas especies vegetales, y se centran en dos aspectos
principales:
El primero se refiere al efecto de la fuerza de atracción luni-solar que en determinados
períodos se ejerce sobre la tierra, especialmente, en el líquido que se encuentra en la
superficie, lo que origina las mareas. Este efecto de ascenso y descenso de las mareas también
ocurre con la savia de las plantas; el ascenso inicia en la fase de Cuarto Menguante y la savia
se concentra en tallos y ramas, continúa en Luna Llena y se distribuye en la copa; en
contraparte, en la fase de Cuarto Menguante inicia el descenso gradual a lo largo del tallo,
hasta llegar al sistema radical en Luna Nueva. Este fenómeno es de gran trascendencia para
el crecimiento de las plantas, y es propiciado por la atracción lunar que establece un ritmo de
presión y depresión de la savia en los vegetales (Restrepo, 2005). Klein (2004) mediante
experimentos con plántulas de frijol cultivadas en condiciones controladas, formuló la
hipótesis de que el movimiento nocturno de las hojas estaba regulado por las fuerzas de marea
de la posición cambiante de la luna en relación con la Tierra. Posteriormente, Barlow et al.
(2009) encontraron correlación entre los movimientos de las hojas y las mareas, y
concluyeron que la materia viva está bajo el control remoto generalizado de la Luna. Beeson
(1946) reportó que la Luna Llena es la fase más favorable para sembrar rábano, remolacha,
zanahoria, trigo y maíz. En contraparte, Restrepo (2005) afirma que la mejor etapa para
sembrar las especies que se desarrollan bajo la tierra (zanahoria, nabo, papa, remolacha, etc.),
es durante la Luna Menguante. Ángles (1996) refiere que, si se desea obtener un mayor
porcentaje de germinación y frutos de mayor tamaño en alcachofa, debe sembrarse en la fase
de Cuarto Menguante.
El segundo aspecto explorado sobre el efecto de las fases lunares en la agricultura se relaciona
con la luminosidad reflejada por el satélite en cada una de ellas, ya que penetra a mayor
profundidad que los rayos solares en el suelo y favorece la germinación de las semillas
(Restrepo, 2005). Al igual que la fuerza de atracción lunar, la luminosidad es mayor durante
Cuarto Creciente y Luna Llena, y disminuye paulatinamente durante el Cuarto Menguante
hasta oscurecer en la Luna Nueva. El período menos iluminado favorece el crecimiento y
desarrollo del sistema radical de las plantas (Crawford, 1989). Martínez et al. (2012)
evaluaron el efecto de las fases lunares en la germinación, el crecimiento y rendimiento en
maíz. Reportaron que los mejores resultados en la germinación de las semillas y el diámetro
del tallo de las plantas, se obtuvieron en siembras de Cuarto Creciente y Luna Nueva. Zürcher
y Schlaepfer (2014) en semillas de Abeto Europeo (Picea abies Karst), reportaron que la tasa
de germinación de las semillas sembradas poco antes de la Luna Llena, fue mayor a la
obtenida cuando sembraron poco antes de la Luna Nueva.
Con base en la información anterior, es evidente que aún falta mucho por explorar en otras
especies, e incluso, corroborar el comportamiento de algunas ya estudiadas, ya que, el éxito
de la producción
Prefijo DOI: 10.70417
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